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Una Campanilla llamada Ale

La bruja Churrina (y 2ª parte)

Churrina fue creciendo y pronto comenzó a escribir y a leer. Al principio leía cuentos con muchos dibujos, era los que prefería. Luego empezó a leer libros de animales, eran los animales que ella veía todos los días dando la misma vuelta en aquel caballito.

Una noche, Churrina despertó antes de que amaneciese, soltó a los animales y los subió al tren de la bruja, al tren que conducía su papá. Voy a dejaros en libertad, hay una montaña muy cerca de aquí –les dijo y se puso a conducir el tren.

Cuando llegaron los animales se bajaron del tren y le dieron las gracias a Churrina:
Grrrrrrrrrrrrrrrrracias -le dijo el león.
Muuuuuuuuuuuuuuchas gracias -le dijo la vaca.
Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii gracias –le dijo el caballo.
Kikiriki, kikiero darte las gracias –también le dijo el gallo.

Churrina se despidió de sus amigos, compañeros de vueltas en todas las ferias, en las fiestas, en los circos y regresó rápido a su casa, antes de que se hiciese de día, y siguió durmiendo muy feliz, los animales ya no darían más vueltas –fue su último pensamiento antes de soñar que volaba al País de Nunca Jamás .

A la mañana siguiente, Ocapitán, que así se llamaba el propietario del carrusel Safari, cuando descubrió que no estaban los animales, no se puso triste, se puso muy contento y empezó a dar saltos de alegría: ¡Por fin podré dejar este trabajo que no me gusta nada! –dijo en voz alta para que le oyesen todos sus vecinos. ¡Por fin voy a poder hacer lo que me gusta: leer, escribir cuentos para niños y navegar! y regresó a su pueblito marinero. Churrina se alegró por él y por los animales.

Churrina siguió creciendo y a la vez que lo hacía siguió escribiendo y leyendo. Un día se topó con un libro que se titulaba: “Cómo dejar de ser una bruja” que comenzaba de una forma que no entendía muy bien: “Si eres niña entonces cuando seas mayor serás un poco bruja, todas lo somos, pero eso se puede solucionar si sigues leyendo este libro”. Churrina devoró aquel libro como ningún otro, lo leía noche y día mientras el tren daba vueltas fuera y seguía oyendo a los niños gritar cada vez que su mamá los asustaba de mentirijilla. Cuando acabó aquel libro Churrina ya sabía lo que quería ser de mayor: funcionaria de justicia.

Churrina creció mucho más, se casó, tuvo un hijo, sacó unas oposiciones y hoy trabaja como funcionaria en un Juzgado de lo Civil. Churrina ya es mayor y todos la llaman Chur.



FIN

2 comentarios

Capitán Keating -

Don Quijote, ¿no?.
Coño Chur! :D. Espero que ahora sí me envíes el libro que me prometiste.

Chur -

"..Y haced que lo mejor de vosotros sea para vuestro amigo. Si él ha de conocer el menguante de vuestra marea, que conozca también su creciente. Porque ¿qué amigo es el que buscaréis para matar las horas?. Buscadlo siempre para vivir las horas. Porque él está para llenar vuestra necesidad, no vuestro vacío."