CHANTAJEADO POR TELEFONICA
También sé, Telefónica de mis partes nobles, que cuando antes uno necesitaba el número de teléfono de, no sé, los Legionarios de Cristo por ejemplo, para apuntarme -me hizo ver la luz el reportaje de hace un mes sobre la salvación alternativa-, marcaba el 003, que todos nos sabíamos de memoria.
Entonces se ponía una señorita encantadora que decía: Telefónica, dígame, y luego te preguntaba por la familia, y al cabo te buscaba el número. Al terminar tú dabas las gracias, y ella respondía las que usted tiene, caballero. Y listo. Ahora, en cambio, para hablar contigo, con Telefónica, hay que llamar primero a un amigo que sepa el número de teléfono de alguna empresa subcontratada que tenga servicio de información telefónica, marcarlo, y previo pago de su importe te sale una señora o un caballero a los que tienes que preguntarles el número de información de Telefónica. Y cuando al fin marcas el puto número, lo que sale es una pava enlatada que te dice: «Nuestros asesores están ocupados» -por cierto, no sé qué hace un asesor ocupándose allí- y tras esperar un rato, al fin asoman el asesor o la asesora que, antes de asesorarte, te piden el número de teléfono y la filiación completa. Aunque lo mejor es lo de la línea ADSL, o como se escriba. De vez en cuando me llama uno de tus asesores para asesorarme insistente, recomendando la instalación de una línea de ésas. Y cuando le digo vale, de acuerdo, y llamo a donde me asesora que llame, otro asesor me dice que no me la pueden poner porque esa clase de línea aún no la han instalado en la zona donde vivo. Y que ya me asesorarán más adelante.Te cuento todo esto, Telefónica de España, porque he recibido esa desvergonzada carta tuya en la que me dices que, si no quiero que llenes por la cara el buzón de basura publicitaria, tengo que molestarme en meter el impreso en un sobre y perder el tiempo yendo a Correos o al estanco, poner un sello y echarlo al buzón. Y eso, que es un chantaje infame, he de hacerlo en el plazo de un mes, forzado, según apuntas en tu carta, por la legislación vigente. ¿Y sabes lo que te digo? Que si a uno que está tan tranquilo en su casa sin haber cometido otra falta que abonarse a tus servicios, la legislación vigente lo obliga a molestarse en rechazar una oferta que nunca pidió, ni falta que le hace, la legislación vigente es una puñetera mierda. Aun así, ya eché la carta al buzón. Alguno de tus asesores la tendrá, supongo. De todas formas, para que éste claro, he querido también decírtelo aquí, por escrito. Si vuelves a utilizar mis datos para publicidad cosa que ya hiciste otras veces sin pedirme permiso, y mi buzón todavía sufre las consecuencias- me voy a ciscar en todos tus asesores y en todos tus muertos. Prenda.
El Semanal 29 de febrero
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