Batalla naval con mejillones
Hubo un fin de semana de estas Navidades que la percebina y yo comimos muchos en mi casa, de todos los sabores y de todos los colores: a la vinagreta, a la marinera, con mahonesa... -¡¡mmmmm... ricos, ricos y con fundamento!.
Lo cierto es que cuando los vi encima de la mesa a mí no me parecían mejillones, yo veía goletas inglesas, fragatas francesas y ya me estaba imaginando la próxima batalla naval en nuestro baño matinal (con pompero y todo), en aguas internacionales pero bajo la jurisdicción de mi hija, la almiranta Alejandra. Así lo imaginé y así lo hicimos a la mañana siguiente.
Sin que me madre se diese cuenta, con nocturnidad, recuperé las cáscaras de los mejillones de la basura y los llevé a mi astillero particular. Allí, con mucho mimo, con mis ojos infantiles y mis manos de niño los reparé y los armé para que pudiesen ser botados a la mañana siguiente, listos para la gran persecución.
Un día Ale verá Master and Commander y entonces recordará la batalla naval que una mañana hubo en nuestro baño en la que el mejillón Surprise perseguía al mejillón Acheron hasta darle alcance.
«Los veleros son libertad y belleza» Patrick OBrian
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Pim-pam-pum -