Mi vida según Xuan
El secreto de aburrir está en contarlo todo. Por eso aquí se cuenta tan solo a medias, dejando una penumbra adrede, y avisando ya desde las primeras líneas que de la verdad de lo que fue, o intuí o soñé, y aquí se cuenta, la mitad de la mitad. Admirador de Zola y de Balzac, nunca aspiré a ser un realista. Si yo siempre tuve problemas para enfrentarme con la vida, ¿por qué iba a adoptar una posición estilística que no cuadraba, ni cayendo en imposturas, con mi carácter?. Confieso que cuando se me exigió que echase a andar los mecanismos de la inteligencia práctica para solucionar problemas reales siempre opuse el sueño y el ideal como medidas paliativas. Y así me fue, y me va.
Escribo en una lengua, el asturiano, que muy pocos hablan, que muchos menos leen. Mi mayor ambición literaria es retratar la vida, como fue o como soñé que era, de un lugar que no tiene más de cuarenta habitantes.
Vi como moría un mundo y quiero dar noticia de él: ¿qué les importa a ustedes si la casa tenía las paredes encaladas o de piedra viva, si en aquel alto había un roble o un depósito de agua, si ese pastor lee a Julio Verne o pierde el tiempo en fabricar flautas?. Son detalles, que tan sólo tienen importancia en el momento en que se dicen. Yo invento, quiero decir, aspiro a inventar la verdad, y para ello no conozco mejor método que contar mentiras. Ya lo hacía de niño: mi imaginación se soltaba y era capaz de convencerme a mí mismo de que había pasado lo que de ninguna manera había pasado. A partir de ese momento, era muy fácil convencer a los mayores de que realmente había sucedido lo que no había sucedido, contándoles a todos mi excitación.
La verdad también se inventa: la vida, se mire como se mire, es siempre una mentira más o menos bien contada.
Xuan es mi amigo y este pequeño relato parece escrito para mi describir este cuaderno bitácora. Él se empeña en decirme que no, pero ¿a quién creer?, ¿al escritor que escribe cuentos como éste ó a Xuan?.
Xuan lleva lo hermoso que escribe en su nombre, y además es de aquí.
"Historia universal de Paniceiros"
Xuan Bello
Escribo en una lengua, el asturiano, que muy pocos hablan, que muchos menos leen. Mi mayor ambición literaria es retratar la vida, como fue o como soñé que era, de un lugar que no tiene más de cuarenta habitantes.
Vi como moría un mundo y quiero dar noticia de él: ¿qué les importa a ustedes si la casa tenía las paredes encaladas o de piedra viva, si en aquel alto había un roble o un depósito de agua, si ese pastor lee a Julio Verne o pierde el tiempo en fabricar flautas?. Son detalles, que tan sólo tienen importancia en el momento en que se dicen. Yo invento, quiero decir, aspiro a inventar la verdad, y para ello no conozco mejor método que contar mentiras. Ya lo hacía de niño: mi imaginación se soltaba y era capaz de convencerme a mí mismo de que había pasado lo que de ninguna manera había pasado. A partir de ese momento, era muy fácil convencer a los mayores de que realmente había sucedido lo que no había sucedido, contándoles a todos mi excitación.
La verdad también se inventa: la vida, se mire como se mire, es siempre una mentira más o menos bien contada.
Xuan es mi amigo y este pequeño relato parece escrito para mi describir este cuaderno bitácora. Él se empeña en decirme que no, pero ¿a quién creer?, ¿al escritor que escribe cuentos como éste ó a Xuan?.
Xuan lleva lo hermoso que escribe en su nombre, y además es de aquí.
"Historia universal de Paniceiros"
Xuan Bello
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