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Una Campanilla llamada Ale

Un pobre en Navidad

Un pobre en Navidad Voy a confesarles un temor. La verdad es que cuando me lancé a escribir el diario de Ale -hace ahora casi dos años- pero sobre todo cuando empecé a hacerlo con el compromiso de publicarlo aquí, casi a diario, pensaba que tal vez un día me podía quedar sin nada que contar pero me voy dando cuenta que eso es difícil, si no escribo más es porque no tengo tiempo (las anécdotas se acumulan), o porque no paso más tiempo con la niña. Cuanto más escribo más facilidad encuentro para provocar la imaginación de Ale que no nos engañemos, alimenta la mía propia y de paso este infantil cuaderno de bitácora.

Ayer íbamos paseando por la calle y me abordó un pobre hombre que a la vez el pobrecito era pobre.
-¿Qué quería ese señó papá? –me preguntó la pequeña Santa Claus.
-Nada Ale, que le diese una moneda –le respondí.
-¿Y se la diste papá?.
-No Ale, no se la di.
-¡Claro! –me dice ella, porque si tú se la das entonces nosotros somos pobres.

1 comentario

Pim-pam-pum -

A veces los pensamientos racionales de un niño te hacen sentir más pequeñita que una mosca,ja,ja,ja. Ale es unica!!! besos.Pamela.