Mi vida al revés

Últimamente pienso que vivo mi vida al revés y siento cosas que no debería sentir. Voy tirando y van tirando por mí. Vivo, y a veces vivo dando vida. Este sentimiento no sé muy bien si es culpa de este pequeño pueblito marinero que, desde hace días, está vestido de Navidad, o de la canciones de Ismael, pero está tan cerca el invierno que los últimos días de otoño me los fumo seguidos para meterme por última vez en camas comprometidas, para vivir amores imposibles, amantes, y caerme como la última hoja del otoño, aunque sea del tuyo. El invierno aunque sea más frío a mí me duele menos.
Ayer me regalaron un poema escrito para mí. ¿Para ti?. Sí, para mí, y con él me regalaron un año más de vida.
Para ti
travieso y avispado,
tierno y afectivo,
dulce y delicado,
transmisor de paz
y de sosiego.
Con sólo tu presencia
alegras
la mirada del contrario.
Amante,
del amor y la belleza,
y amado,
en silencio
de quien no puede
declararse.
Ayer a la noche volví a encender un cigarrito mientras bebía una pequeña botella de cava para brindar por esas vidas que no se viven y que van quedando atrás, blancas, como la estela que deja mi velerito cuando navega por las aguas del Cantábrico. El hecho de estar vivo siempre exige algo, me dije, aunque sea perder, aunque sea perderte. Así que abrí la ventana para que entrase el viento, para oler el mar, para ver las estrellas y alcé mi copa para brindar con el mar: ¡por seguir sintiendo vértigo, amigo!.
Ayer fue su cumpleaños.
Carpe diem!
2 comentarios
Anónimo -
kovita -