El partido de las estrellas
Pero fiel a una de las leyes de Murphy, aquella que habla de que toda situación es susceptible de empeorar, pues oye tú, dicho y hecho, y sin perder el tiempo, por si acaso. No sé a qué brillante publicista.com de esa cadena con marca de coche se le ocurrió la genial idea del anuncio de dicho partido, donde dicho sea de paso, lo único bueno es que por ningún lado aparece lo del partido por los más pobres del planeta, ¡para que luego digan que todavía no queda decencia en la televisión, no te jode!.
Lo dicho, no sé si han visto el anuncio, a imagen fija aparece un firmamento lleno de estrellas con sonido de grillos de fondo en plena naturaleza, lo que podría ser una impresionante noche de estío en cualquier parte de la vieja Castilla. Reconozco que al principio me confundió, no sabía si era que se había hecho ya de noche y estaba mirando por la ventana de mi casa o mi televisión se había vuelto loca. Enseguida se oyó la voz de un abuelete que comenzaba a recitar: aquella es la osa menor, aquella otra es la osa mayor, lo cual me conmovió más, aún si saber de qué iba todo aquello, pero no sé, inocente que es uno imaginé que aquel abuelo de un momento a otro iba a sacar un sextante, o un astrolabio, o un telescopio y nos iba a dar una interesante clase de astrología, o finalmente nos iba a desvelar cómo llegar a la segunda estrella a la derecha . Pero el pequeño enfant, por virtud del publicista, lo jodió todo y enseguida le preguntó al abuelo: ¿y cuál es Ronaldo?, ¿y qué estrella es Zidane?.
Por cierto, como saben los futbolistas son uno de los gremios mejor pagados, ¿se han fijado ya dónde se juega el partido, no?. You know wanna me baby, yeaaaaaaah!. Ahora, si me lo permiten, me voy a ver el Show de Rasca y Pica y a acordarme de la familia del publicista.
¡Que tengan una Feliz Navidad!
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