Tu mundo de juguete
-¿A Bush?, ¿a George Bush hija? te pregunté.
-No papá, al que vuela, el que dice: hasta el infinito y más allá.
-¡Ah! a Buzz, a Buzz Lightyear.
Tú ya tenías a Woody, un Woody de trapo que yo te había comprado cuando eras bebé. Cuando tú dormías yo ponía al vaquero en el Fuerte que era tu cunita, para que te protegiese de los pieles rojas de la noche. Alguna mañana amaneciste abrazada a él y cuando yo, celoso, quería apartarlo de ti, llorabas, era tu forma de reñirme. Mamá siempre dijo que yo me parecía a él, ¿tú que crees?, pero a mí -como a ti- siempre me gustó más Buzz, porque venía del espacio, porque podía volar, y porque detrás de su grito de guerra: hasta el infinito y más allá había un idealista, un aventurero que soñaba con un mundo más justo, aunque fuese de juguete, en los tiempos que corren, un perdedor.
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Jesús -