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Una Campanilla llamada Ale

Borracho de ti

Borracho de ti Hay muchas veces que me siento en frente de este folio en blanco sólo para traerte, para dibujarte con palabras, para sentirme menos solo. Me duele pensar que te escribo para huir en vez de para acercarme, ¿por qué sino lloro en vez de reir y ser feliz?.

Veo parpadear el cursor y me gusta pensar que es tu corazón el que late pidiéndome aliento. Entonces cojo la botella llena de ti y me sirvo una copa, la última -me digo, la última vez que me emborracho de ti. Miro el reloj y me pregunto que estarás haciendo justo en este momento: “a lo mejor me está escribiendo”, “quizás yo sea su último pensamiento”.

Bebo esperanzas, el vaso está lleno. En cada trago van mis deseos así que bebo y bebo, y no es fácil porque tus tragos duelen, la herida no termina de cicatrizar. Bebo con la confianza de que al menos algún deseo se cumplirá, por una cuestión estadística, o por probabilidad, o porque le doy lástima a alguien. Con el último sorbo ¡siempre es el último!, cuando la botella y el vaso están ya vacíos, aprieto mis ojos, los cierro con fuerza y consigo irme contigo.

Cuando llego a tu habitación disimulo como puedo mi estado porque estás esperando por mi beso y por mi cuento. Cuanto más borracho está papá más divertidos y locos son sus cuentos y más feliz eres tú en tus sueños. Lo que no sabes hija es que mi borrachera es de ti, de dolor pero eso qué importa.

Nada más dormirte, como si fuesen las doce de la noche y estuvieses viviendo un cuento infantil, alguien me coge y me lleva devuelta mientras veo, nuevamente, como te quedas allí abajo una vez más, y te me escapas entre mis dedos, disuelta, líquida, aunque el espíritu sea yo.

De vuelta a mi escritorio me froto los ojos de cansancio, me seco las lágrimas del viaje y cuando los abro todo sigue igual: la botella, el vaso, el ordenador, el hotel y algunas luces de algún barquito pesquero faenando aún en el horizonte. Me divierte pensar que eres tú quien está ahora soplando la vela que se quedó encendida mientras estuve contigo. Me ayudas a levantarme de la silla y camino con mucho cuidado hacia el mueble bar. Me tranquiliza abrir la puerta y ver que aún me quedan un par de botellas de ti para esta noche, o para la de mañana. Por si lo necesito. Por si me dueles.

2 comentarios

Pim-Pam-Pum -

Qué diferente se te ve cuando la realidad te esconde, y hay que mirar más alla para conocerte.
Ya lo dijo Aristóteles, " en el término medio esta la razón",,,asi que si bebes, hazlo moderadamente, y sobre todo, no conduzcas, jeje

¿? -

La mejor borrachera posible: el amor.