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Una Campanilla llamada Ale

La puerta

La puerta Ale tiene una puerta que no sabe que tiene. Una puerta por la que aparecen caballos y les susurra que en el mar hay árboles. Los caballos de Ale llevan calcetines y no tienen pezuñas, son zapatos sin cordones.
Ale tiene una puerta que se abre al mundo sin que ella la abra. No lo puede evitar, su puerta se abre cada vez que pestañea. Es una puerta libre, por la que entran todos sus sueños y se escapan todas sus fantasías que yo recojo con un cazamariposas.
Ale tiene una puerta sin cerradura, abierta al cielo, a las nubes y a las estrellas, por la que yo puedo regresar a su mundo infantil hasta que ella quiera.

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