Blogia
Una Campanilla llamada Ale

La casa de papá

La casa de papá A veces yo mismo me meto en laberintos de los que no sé si voy a ser capaz de salir.
Todo empezó con el cuento: Mi vida con la ola de Catherine Cowan: un niño se enamora del mar y se lleva una ola para su casa. Me pareció tan brillante y original la idea del cuento que se lo compré a la pequeña marinerita para vivirlo juntos, leyéndolo en mi casa.

Después de leerlo, nada más cerrar la tapa del cuento, le pregunté:
-Ale, ¿qué te parece si cogemos una ola para mí, para que viva conmigo, así no estaría solo?.
-Bien –me dice ella (¿verdad que no se imaginan qué pudiese decir otra cosa?).

El caso es que ahora en mi casa vive una ola que se llama Lola, pero no sólo, les juro que no sé cómo, cuándo, ni por qué, también viven: una gaviota que se llama Carlota, una nube que se llama Julia y un árbol que se llama Antonio, a los que hay que añadir, desde hace unos días -como saben- un pez de nombre Blog. No pasaría nada si el tema se hubiese quedado ahí, podríamos vivir todos juntos con un poco de organización, si donde comen tres comen cuatro, ¿por qué donde come uno no van a comer seis?. Pero es que ahora tengo que poner una vocecita para cada uno de ellos cuando hablo con Ale por teléfono. Un momento, ¿he dicho ellos?. Sí, ¡qué horror!.

-Papá, que se ponga la ola. Papá que se ponga la nube. Papá que se ponga la gaviota. Papá que se ponga el árbol.

Ella habla más con ellos que conmigo, y ya no sé si mi casa es un universo, si yo soy un nuevo Noé, si soy la nube, un árbol o quién soy. ¿Hay algún psicólogo entre el público?, ¿alguien me puede sacar de ésto?.

2 comentarios

Capitán Keating -

Joooooer mamá!!!, ¿No te había dicho el médico que dejases lo de Internet?.
Esta noche hablo con papá para que mañana te cambie el password y no puedas acceder al PC.
No pierdas el norte, ¡anda!. ;)

Estrella -

La vida en sí es un laberinto, pero, con tu capacidad para observar, analizar y actuar, dudo que no sepas quién eres. Yo te lo aclaro ¡eres un amor!. Y les adelanto a quienes no te conozcan: ¡Es una hermosura!.