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Una Campanilla llamada Ale

¿Desayunan churros con chocolate los cerdos?

¿Desayunan churros con chocolate los cerdos? Mi hija, con poco más de tres años, me va a matar, así que ya ven ustedes, lo que no que no consiguieron muchas y pretendió alguna lo va a lograr mi hija que es matarme, pero de la risa y he ahí la diferencia. Mientras las primeras y las segundas lo pretendían a disgustos, mi hija acabará matándome con tan noble arma. ¿Y qué quieren que les diga?, lo único que lamentaría sería las carcajadas que me perdería. Les explico.

Sábado once de los corrientes (220v), (¿se pilla esto último?, porque si no se pilla, me lo dicen y no vuelvo a ser tan sutil. Y si se pilla, pues tenga ustedes también mucho cuidado no les vaya a dar corriente, juas, juas). Mi niña se despierta y le digo, bueno Ale, ¿nos pegamos un baño de espuma?.

Les voy a confesar un secreto, aún me baño con mi hija, es algo que vengo haciendo desde el primer día que la trajimos del hospital a casa y aún hoy tengo el privilegio de conservar. Me encanta. Lo que ocurre es que, por un lado, cada vez me exige que pase más tiempo debajo del agua, aún no entiende que su padre no es un pez aunque tenga “cara de”; y por el otro, no sé qué extraño placer encuentra en meter en la bañera con: cacharretes, muñecos de plástico, dos pistolas de agua (una para ella y otra para mí), pelotas de todos los tamaños y de todos los colores, tazos, el Capitán Garfio y Peter Pan, un cocodrilo, un tiburón, un silbato, cuetos de agua, animales, alguna muñeca, etc..., y claro yo no me atrevo a preguntarle si ellos o yo (eso, les aviso, sobre todo a los incautos, nunca se le debe preguntar a una mujer, aunque ésta tenga tres años), así que nos bañamos todo un universo: Ale, la juguetería (sin dependienta porque con ella ya me baño los fines de semana impares ;P) y yo. Y de verdad que no entra ni Dios (esto está traído aquí por le del universo de antes ;DD). Lo que menos hay es agua.

Les aseguro que unos de los grandes placeres que tiene la vida es bañarme con mi hija y “sus amigos” los sábados y los domingos por las mañanas los fines de semana que la tengo.

A veces, en medio del baño me pide que la saque para hacer esas cosas que yo pensaba que las mujeres no hacían y más las niñas pequeñas pero ¡¡¡vaya que sí hacen!! y hasta eso me parece sublime por lo inocente, lo tierno y lo bello.¡¡¡¡Que se pare el mundo por Dios en ese instante!!!!, cuando la veo, yo desde la bañera con sus juguetes –y también los míos, vale, lo reconozco- con más cuerpo metido dentro que fuera en la taza del water, llena de espuma por todas partes, y me dice, sonrisa de oreja a oreja: ¡¡¡papá también estoy haciendo caca!!!. ¡¡¡Joer hija, ¿sabes que un día te arrepentirás y no sólo de haberme dicho ese tipo de cosas, al fin y al cabo quién te limpia sino yo?, te arrepentirás de bañarte conmigo?.

No les voy a dar más rodeos para contarles lo que les quiero contar.

Bueno, pues verán, aquel sábado eléctrico mi hija se despierta y después de jugar un rato con ella en su cama, ¡uys!, perdón, en su barco, porque el suelo es agua, debajo de la “cama” hay cocodrilos terribles (almohadas tiradas por todos lados) y cuando aparecen por la habitación, mi madre, mi padre o mi hermano son piratas pero piratas tontos porque ponen cara de asombro cuando les decimos: ¿qué queréis?, ¿veníis a buscar el tesoro?. ¡Pues sabed que Wendy y yo no os lo vamos a dar!!! y ponemos el grito en el séptiemo (vivimos en el cuarto) -es nuestra consigna de guerra- ¡NO QUEREMOS CRECER!!!. Y claro, mi padre pone cara calavera, a mi hermano no le hace falta y la única que colabora un poco en el show del Capitán Keating es mi madre, aunque a veces tengo que recordarle que los piratas en medio de sus “luchas” de almohadas, sables de espuma, no le preguntan a uno: “¿queréis que os haga churros con chocolate para desayunar?”.

En fin, prometí no enrollarme y miren ustedes donde estoy metido nuevamente. Derrotada la pirata Violeta (¿conocen algún pirata con nombre de flor?) y enviada a galeras (cocina) a prepararnos churros con chocolate para desayunar como “castigo” por su derrota y ustedes perdonen pero es la única salida digna que encontré al follón de disparate que tenía montado, le digo a mi Wendy: ¡¡¡Venga Ale vamos a bañarnos!!. Y entonces ella, y sólo ella, con poco más de tres años, es capaz de darme la siguiente respuesta, me calza, dos puntos, abro comillas y signo de exclamación: “¡Papá, HOY NO ME QUIERO BAÑAR, QUIERO OLER COMO UN CERDO!"

Hago un punto y aparte en este momento para que ustedes se tomen unos segundos de reflexión ”y relean la frase un par de veces para conseguir ponerse en situación, EN MI SITUACIÓN. Les puedo asegurar que primero viene el asombro, la incredulidad, cierto, pero seguido vienen unas carcajadas de esas que le hacen a uno reirse, y nunca mejor dicho, como un cerdo , cuando coge aire por la nariz en medio de un ataque de risa.

Pero volviendo al relato, se me planteaba un problema que no era menor: ¿cómo salir dignamente de tan grandioso lance (y me estoy refiriendo a la genial frase de la piratilla) sin perder el garfio (y me estoy refiriendo al que llevaba en mi mano izquierda. Les juro que lo tengo)?. ¿Cómo salir de un absurdo sin caer en el absurdo?. Pues aguantando la mano, viendo que el absurdo es de farol y doblándolo, como si de una partida de poker se tratase. Así que en lo primero que pensé fue en atacar directamente al corazón de mujer que tiene mi niña, sin piedad, porque aunque mi hija tenga tres años maneras se le ven ya (ellas me entienden), pero claro cómo iba a decirle a mi hija: ¡pues no te compro el vestido, los zapatos esos tan monos o ese bolso de piel que te hace juego con no sé que cinturón!, así que decidí enfocar mi estrategia hacia otra parte, quizás menos sentimental pero igualmente importante: el estomago.

Y entonces sabiéndome ya victorioso y sin emplear la /ch/ como ella, con mi “santo par” le solté: ¿pero alma de dios tú has visto alguna vez a un cerdo sentarse a la mesa a desayunar cocolate con surros ?.

Si ella es rápida “entrando a matᔠyo lo soy más con el capote y le calcé un peazo chicuelina que dejé a la piratilla descolocada, y más confundida que Dinio en la casa de Gran Hermano.

Ovación en el tendido y vuelta al ruedo, es decir a la cama, es decir al barco. ¡Uffff!, y respiré aliviado. Por el momento.

2 comentarios

Sory -

si es que estos niños....nunca sabes lo que pueden llegar a decir !!

Amanda -

Tas enrollao un poco, pero ha estado guay!!
JIji, felicidades por ser felicessss!!
Saludos